Las telas de Rayón son fibras químicas compuestas de celulosa regenerada en el que los sustituyentes no han reemplazado más del 15% de los grupos hidrógeno e hidroxilo.
Para la fabricación del rayón, se lleva a cabo un proceso químico que convierte la celulosa purificada en un compuesto soluble. Generalmente, en la fabricación de rayón, la celulosa derivada de pulpa de madera, borra de algodón o otras materias vegetales, se disuelve en una solución hilable de viscosa. La solución se extruye en un baño de coagulación ácido-sal y se estira en filamentos continuos. Los grupos de estos filamentos pueden transformarse en hilos o cortarse en forma de fibras cortas.
Los hilos de rayón con los que confeccionar las telas de rayón, se hacen en una amplia gama de grosores o características físicas como la finura, la resistencia, la elongación, el brillo o la textura. Pueden ser blancos o teñidos. El brillo puede atenuarse con la adición de productos específicos para eliminar el brillo, tales como los pigmentos a base de óxido de titanio, durante la extrusión de las fibras.
Las telas de Rayón se utilizan principalmente en la confección de blusas, faldas, vestidos, chaquetas, ropa interior y ropa deportiva. La mayoría de ellas se deben lavar en seco.
Las telas de Viscosa son las más conocidas comercialmente de entre todos los tipos de tela producidos con fibra de rayón. El nombre «Viscosa» se debe a la alta viscosidad de la solución de celulosa. No se arrugan, por lo que son perfectas para la confección de faldas y vestidos.
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