A pesar de que somos muchas las personas que preferimos temperaturas frías antes que otras más calurosas, casi todos coincidimos en que una temperatura demasiado fría en invierno, ya sea en nuestro hogar, trabajo o cualquier otro espacio interior, es algo poco agradable.
Uno de los principales problemas de la calefacción en invierno es el coste que puede suponer en términos de consumo de energía. Con la mayoría de sistemas de calefacción, si nos excedemos con el uso, podemos pagarlo muy caro en nuestra cuenta bancaria. Afortunadamente, como nos cuentan en deco and lemon, existen alternativas.
Para evitar el tener que calentar siempre toda la casa, y con ello ahorrar costes, podemos dedicarnos a encender y apagar radiadores convencionales o, mucho más cómodo, usar un calefactor. Los calefactores nos permiten calentar estancias más pequeñas de forma rápida sin tener que usar la calefacción general.
Sin embargo, uno de los principales problemas de los calefactores eléctricos es su alto coste en cuanto a consumo, ya que, normalmente, la energía eléctrica está más cara que nunca en España en invierno. Lo que nos lleva al principal motivo de este artículo: los calefactores cerámicos son más eficientes y tienen un consumo inferior al resto de alternativas.
¿Cómo funcionan?
Los calefactores cerámicos no solo están compuestos por cerámica. Suelen estar fabricados también de partes plásticas o de otros materiales. Normalmente, este tipo de calefactores calientan el aire que pasa sobre sus partes cerámicas, aprovechando las ventajas de este material. El aire se calienta mediante resistencias eléctricas, pero el uso de la cerámica hace que el consumo eléctrico sea inferior y el calefactor aumente su eficiencia.

Calefactores cerámicos de convección
Suelen ser los más habituales. Funcionan calentando mediante electricidad unas piezas de aluminio que transfieren el calor a un elemento calefactor hecho de cerámica. A la vez, se aspira aire frío desde la base del calefactor y se pasa por encima de la cerámica y las partes metálicas, haciendo que el aire caliente salga y se extienda por toda la estancia.
En unos pocos minutos, un calefactor de convección puede calentar el aire de toda una habitación, dando una sensación de alta temperatura casi de inmediato.
Sin embargo, no todo es perfecto con este tipo de calefactores. Suelen asociarse a un consumo más alto debido a que la temperatura puede bajar de nuevo rápidamente si apagamos el calefactor después de unos minutos. Su temperatura es menos duradera porque, a diferencia de los calefactores radiantes que calientan objetos, los calefactores de convección calientan el aire.
Calefactores cerámicos radiantes
Los calefactores cerámicos radiantes tienen un funcionamiento similar a los de convección con la diferencia de que no utilizan ningún sistema de aspiración de aire, sino que simplemente calientan lo que esté cerca de ellos.
Esta diferencia hace que los calefactores radiantes tarden mucho más tiempo en calentar una habitación al completo, pero a la vez, su calor es mucho más duradero, ya que el calor del aire se disipa rápido y el calor de los objetos cercanos a un calefactor radiante se disipa lentamente. Por eso, si vamos a estar en una estancia pequeña y no nos vamos a mover, el calefactor cerámico radiante puede ser una solución más eficaz.

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